Autores: Diana Fernández V., Irene Moral P., Mireia Puig P., Teresa Vilella M. y Carlos Brotons C.
Definiciones
Actividad física: se define como un movimiento corporal producido por la acción muscular voluntaria que aumenta el gasto de energía (1). Es un término amplio que engloba el concepto de “ejercicio” físico.
Ejercicio físico: implica una actividad física planificada, estructurada y repetitiva realizada con una meta, con frecuencia con el objetivo de mejorar o mantener la condición física de la persona (1).
Salud: es un reflejo del bienestar global físico, mental y social de la persona (1).
Prevención de la enfermedad cardiovascular (ECV): se define como un conjunto coordinado de acciones poblacionales o individuales que tiene por objeto eliminar o minimizar el impacto de las ECV (2). Una de estas acciones es la actividad y ejercicio físico.
Recomendaciones de la Actividad Física (AF)
Existen múltiples evidencias de que la actividad física constituye un elemento de suma importancia en la prevención de muchas enfermedades crónicas, en la calidad de vida del individuo y es elemento importante en la promoción de la salud des de la sanidad pública (tabla 1) (3). Por el contrario, la inactividad física, es la responsable del 5.5% de las muertes en el mundo y el 10% en Europa, y se le atribuye un 10% de enfermedades cardiovasculares y el 7 % de la diabetes tipo 2 (3).
Se aconseja recomendar el ejercicio físico, basándose en la evidencia científica y siguiendo las recomendaciones de la OMS (tabla 2). Se recomienda que en la consulta se insista a los pacientes que integren la actividad física en su forma de vida y tiempo libre, para mejorar su salud y calidad de vida.
La evaluación de la AF y asesoramiento en el ámbito de la salud es fundamental. Como primer paso, se debe determinar el patrón de AF (tabla 3), y registrarlo en la historia clínica. El número necesario de pacientes a aconsejar la práctica de actividad física para que una persona alcance los niveles de AF recomendados es tan bajo como 12. (4).
Existen múltiple evidencia proveniente de metaanálisis y revisiones sistemáticas que respaldan las recomendaciones de actividad física aeróbica para reducir el riesgo de ECV (4).
La guía de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) de 2016 recomienda el ejercicio aeróbico con ejercicios específicos (natación, carrera…) o con actividades de la vida diaria. La duración recomendada es de 150 minutos/semana de intensidad moderada (actividades como golf, tenis en parejas, bicicleta recreativa, jardinería, caminar rápido) o 75 minutos/semana de alta intensidad (actividades como caminar en competición, correr, tenis individual, bicicleta con mayor velocidad, jardinería intensa, natación) o la combinación de las dos (clase I A). Para obtener beneficios adicionales, es recomendable 300 min/semana en intensidad moderada o 150 min/semana en alta intensidad o combinación de ambos (clase I A). La frecuencia del ejercicio debería ser diaria, con un mínimo de 3-5 veces por semana (2). La actividad física aeróbica es generalmente muy segura.
La guía norteamericana (ACC/AHA) de 2019, a pesar de no coincidir exactamente en el nivel de evidencia con la guía de la ESC de 2016, las recomendaciones son similares (tabla 4).
El ejercicio de resistencia también debe fomentarse debido a sus diversos beneficios para la salud, incluida la mejora del funcionamiento físico, la mejora del control glucémico en personas con diabetes y posiblemente la reducción de la presión arterial. A pesar de ello, no está clara la relación entre el ejercicio de resistencia y la reducción de enfermedades cardiovasculares.
Los individuos sedentarios que comienzan un programa de ejercicios deben iniciar el ejercicio a una intensidad más baja (por ejemplo, caminar lento) y progresar gradualmente a los niveles recomendados (2).
Se desconoce, si un límite superior de ejercicio habitual, ya sea en cantidad o intensidad, puede tener consecuencias cardiovasculares adversas (4).
La guía de la ESC 2016, hace mención sobre la importancia del trabajo de fuerza muscular y de la actividad neuromotora (agilidad, equilibrio, coordinación, etc.), pero no figura evidencia alguna sobre su impacto en el pronóstico de la ECV a largo plazo y la cantidad recomendada (2).
Se incluyen también nuevas recomendaciones para la valoración previa a la práctica de la actividad física. La población sana con riesgo cardiovascular bajo solo requiere la valoración clínica básica (clase I C), para las personas sedentarias con factores de riesgo que quieran comenzar una actividad física intensa o deportes específicos se recomienda una prueba de esfuerzo (clase IIa C) (2).
Bibliografía
- MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIENCIA & MINISTERIO DE SANIDAD Y CONSUMO. Conceptos importantes en materia de Actividad Física y de Condición Física. Actividad Física y Salud en la Infancia y la Adolescencia. Guía para todas las personas que participan en su educación. España.
- Jiménez Navarro MF, et al. Comentarios a la guía ESC 2016 sobre prevención de la enfermedad cardiovascular en la práctica clínica. Rev Esp Cardiol. 2016;69(10):894-899.
- Córdoba García R, et al. Recomendaciones sobre el estilo de vida. Actualización PAPPS 2018. Aten Primaria. 2018;50(Supl 1):29-40.
- Arnett DK, et al. 2019 ACC/AHA Guideline on the Primary Prevention of Cardiovascular Disease. https://www.ahajournals.org/doi/abs/10.1161/CIR.0000000000000678 (05/05/2019).
Citació
Autors: Fernández, Diana; Moral, Irene; Puig, Mireia; Vilella, Teresa; Brotons, Carlos.
Títol: Actividad física y prevención cardiovascular
Revista: APSalut. Volum 7. Número 3. Article 136
Data: 20 de maig de 2019